Te vamos a dar un dato impactante: el 1 % de la población es responsable de la mitad de las emisiones tóxicas de los vuelos[2] .
Y mientras la mayoría nos las vemos y nos las deseamos para llegar a fin de mes, la venta de jets privados ha subido por las nubes[2].
Los multimillonarios como Elon Musk y Jeff Bezos son responsables de niveles insultantes de emisiones de lujo.
Pero no todo está perdido: aún se puede hacer algo. De hecho, la solución es muy sencilla: recortar las emisiones de los vuelos de lujo. Por ejemplo, prohibiendo los jets privados en los aeropuertos europeos, creando un impuesto para quienes más vuelan y cancelando los programas de viajeros frecuentes de las aerolíneas.
Y sabemos que es posible: recientemente, un grupo de activistas del clima se ha anotado un tanto y ha conseguido que se prohíban los aviones privados en el aeropuerto de Schiphol, en Ámsterdam[4]. Aprovechemos el impulso de este éxito y reduzcamos las emisiones de lujo de los aviones.