Las grandes empresas mineras tienen a nuestros océanos en el punto de mira: quieren excavar, dragar y destruir el lecho marino para extraer metales preciosos[1].
Algunos países importantes como Alemania, España y Francia ya apoyan la prohibición o la pausa cautelar. ¡Es el momento perfecto para anteponer nuestros océanos a los beneficios de las empresas! Pero los gigantes mineros lo saben y por eso presionan sin descanso a algunos cargos clave, como el director de la ISA, para imponer su agenda sin importar el coste para nuestros océanos[2].
Las multinacionales mineras, en su avaricioso afán por aumentar los beneficios, quieren destruir la vida marina y los hábitats oceánicos en plena crisis de biodiversidad[3].. Y Y nuestra clase política está dispuesta a darles luz verde… a menos que actuemos ya.
Las autoridades en biología marina advierten de que la minería de los fondos marinos liberará enormes cantidades de sedimentos tóxicos, que contaminarán nuestros ecosistemas submarinos y pondrán en peligro la capacidad del océano para capturar carbono. Además, la contaminación acústica y lumínica perjudicará seriamente a especies marinas en peligro de extinción, como la ballena azul.[4].
Si queremos resistir la ofensiva de las corporaciones mineras y sus lobbys, es momento de ponernos manos a la obra.
Cuanta más gente exija la prohibición de la minería submarina, más difícil será para la clase política ceder a las presiones e ignorar la opinión de la ciudadanía.