Europa tiene unas leyes muy estrictas sobre organismos modificados genéticamente (OMG o «transgénicos») en aras de la seguridad y la transparencia. Los alimentos de este tipo se producen al modificar su ADN con ingeniería genética de una forma que no se produce en la naturaleza.
Pero ahora, las grandes empresas del sector químico han convencido a la Comisión Europea de que cambie el marcaje y etiquetado de algunos transgénicos para no especificar que lo son1,2. Librarse de las etiquetas de OMG es una maniobra para conseguir más beneficios3: aumentarían las ventas de estos productos, porque ya no tendríamos forma de distinguirlos del resto y los consumiríamos sin saber lo que son.
A raíz de esto, los agricultores empezarían a utilizar más semillas patentadas que dependen del uso de plaguicidas tóxicos. Muchos de los nuevos cultivos modificados genéticamente (como los denominados «Roundup Ready») han desarrollado resistencia a los pesticidas. Si el plan saliera adelante, el futuro de todo el sistema alimentario del continente podría quedar en manos de Bayer-Monsanto y otras multinacionales. La desregulación de estos transgénicos sería un gran paso atrás para las comunidades agrarias, la ciudadanía y el medio ambiente.
Necesitamos que los Ejecutivos nacionales luchen por que lo que comemos sea sano, salubre y no oculte información sobre su origen, pero muy pocos lo hacen. Por eso es importantísimo que lancemos un mensaje alto y claro a todos los Gobiernos y la Comisión Europea: la seguridad y la transparencia son más importantes que los beneficios de las empresas.